La idea de que “lo semejante atrae lo semejante” se ha difundido masivamente en la cultura New Age gracias a bestsellers como El Secreto (Rhonda Byrne, 2006). Esta versión moderna afirma que, enfocando los pensamientos en lo que deseamos, el universo lo materializará. Por ejemplo, como señala la película, “el Universo, que actúa como receptor de nuestros pensamientos, no toma en cuenta la negación”. Sin embargo, ese planteamiento es muy diferente al formulado a principios del siglo XX. William Walker Atkinson, autor y pionero del Nuevo Pensamiento, ya escribió en 1910 sobre la “vibración del pensamiento” como mecanismo de atracción. Atkinson –considerado uno de los “tres iniciados”, autores del influyente texto hermético El Kybalion– fundía estas ideas con tradiciones esotéricas más amplias.
Atkinson, en su obra La Ley de la Atracción en el Mundo del Pensamiento, propone que nuestros pensamientos son formas de energía que pueden influir en nuestro entorno, pero siempre en conjunto con la acción, la disciplina y el desarrollo personal. Su enfoque se basa en principios herméticos y esotéricos, ofreciendo una visión más profunda y estructurada que la simplificación moderna.
Críticas a la versión moderna
La versión contemporánea de la Ley de Atracción ha sido objeto de críticas por parte de la comunidad científica y filosófica. Se le acusa de promover una visión simplista y pseudocientífica de la realidad, al afirmar que el pensamiento positivo por sí solo puede manifestar deseos sin necesidad de acción o esfuerzo.
Numerosos expertos han señalado la falta de evidencia empírica que respalde estas afirmaciones. Además, se ha advertido sobre los peligros de esta mentalidad, que puede llevar a la frustración y la culpa cuando los resultados esperados no se materializan, ignorando factores externos y complejidades de la vida real.
Barbara Ehrenreich, en su libro Sonríe o Muere, critica la imposición del pensamiento positivo como una obligación social, señalando que puede ser perjudicial al negar las dificultades reales y fomentar una cultura de culpabilización de la víctima.
La versión original y sus raíces herméticas
Los textos originales de William Walker Atkinson son más complejos y coherentes desde un punto de vista filosófico. Atkinson formaba parte del Nuevo Pensamiento, corriente inspirada en tradiciones esotéricas como la Teosofía y el Hermetismo. Por ejemplo, El Kybalion (1908), atribuido a sus escritos, enuncia principios como el Mentalismo (“El Todo es mente; el universo es mental”) y la Correspondencia (“Como es arriba, es abajo…”).
Estos conceptos fundamentan la idea de que la realidad externa es una manifestación del plano mental. Asimismo, el principio de Vibración (“Nada está inmóvil; todo vibra; todo se mueve”) sugiere que nuestros pensamientos son vibraciones que interactúan con otras vibraciones universales.
En este contexto, la versión original de la ley de atracción enfatiza la armonía mental y el auto-conocimiento: no basta con “decir que sí” a los deseos, sino cultivar disciplina interna, claridad de intención y alinearse con valores más altos.
Muchos autores del Nuevo Pensamiento (James Allen, Charles Haanel, etc.) insistían en combinar visualización con esfuerzo y carácter, un enfoque más integrado que el mensaje simplista de “solo piensa en grande”.
Esta visión enfatiza la importancia del autoconocimiento, la disciplina mental y la acción coherente con nuestros objetivos. No se trata simplemente de desear, sino de alinear nuestros pensamientos, emociones y acciones con los principios universales para lograr una transformación real y duradera.
Así, reivindicar la visión original es reconocer la riqueza de esa tradición. Mientras la versión pop promueve atajos, la versión hermética invita a conocerse a fondo. Atkinson recogió las enseñanzas de Hermes Trismegisto: la mente crea y, aunque los detalles escapan al método científico, se basa en una cosmovisión más amplia.
Por ello, conviene diferenciar el simple “pensar positivo” de un proceso reflexivo. El Kybalion instruye a sintonizar energías mentales correctas y a actuar conforme a una ley de causa y efecto consciente. Este marco ofrece mayor consistencia interna y menos contradicciones lógicas que la promesa vacía de El Secreto.
Física Cuántica y Ley de Atracción

En años recientes, se ha intentado vincular la Ley de Atracción con conceptos de la física cuántica, sugiriendo que nuestras mentes pueden influir en la realidad a nivel subatómico. Sin embargo, esta asociación carece de fundamento científico y se considera una forma de pseudociencia conocida como “misticismo cuántico”.
La física cuántica, aunque compleja y fascinante, no respalda la idea de que los pensamientos humanos puedan alterar directamente la realidad física. Es importante distinguir entre la ciencia legítima y las interpretaciones erróneas que buscan validar creencias sin base empírica.
Invitación a un Camino más Profundo
Al final, la popularización de la Ley de Atracción en su versión moderna ha llevado a una comprensión superficial y, en muchos casos, errónea de su verdadero significado. Al volver a las enseñanzas originales de Atkinson y los principios herméticos, encontramos una guía más sólida y coherente para el desarrollo personal.
Es esencial reconocer que el pensamiento positivo, si bien puede ser beneficioso, no es una fórmula mágica. El verdadero cambio requiere introspección, esfuerzo y una comprensión profunda de las leyes que rigen el universo. Al adoptar esta perspectiva más completa, podemos emprender un camino de crecimiento auténtico y significativo.
Para profundizar, te recomendamos escuchar el audiolibro completo de Atkinson sobre el tema: